El vino es un producto complejo y por ello emitir un juicio sobre su calidad no es fácil.
Las técnicas y los instrumentos de producción vitivinícola son cada vez más refinados, precisos y científicos. Hoy los vinos evidentemente defectuosos son raros, y la globalización del mercado se dirige hacia una mayor uniformidad del gusto y de la estética en general.
El aumento de la oferta de calidad y por lo tanto de la competencia restringen las posibilidades de emerger. El focus sobre las particularidades de un específico ‘terroir’, que amalgama un con un poco de magia naturaleza y cultura, puede ser un valor agregado importante. Sin embargo, muchos expertos e influencer del sector se guían todavía con los criterios de juicio tradicionales, más ‘duros’ y menos románticos, que se expresan con los sistemas de rating numéricos.
Los sistemas de rating más usados a nivel internacional son: el de los centésimos y el de los veintésimos.
El primero es el más difundido, decididamente; el segundo fue popularizado por la importante crítica británica Jancis Robinson. El sistema en centésimos, inventado por el crítico americano Robert Parker en 1978, se usa en modos diferentes por influentes revistas del sector.
Hasta hace algunos años, era sobre todo el mercado americano el más atento a los puntajes y especialmente a aquellos en centésimos. Los puntajes de los vinos condicionaban las compras de los wine lovers o de los buyer americanos no menos de cuanto los hicieran, generalmente, los votos dados a los álbumes por los críticos musicales.
Algunos años atrás, el más atento a los puntajes, y especialmente a aquellos en centésimos, era sobre todo el mercado americano. Pero, hoy en día, la tendencia se difundió en todo el mundo.
Cada vez más buyer y consumidores eligen el vino en base a los votos numéricos de revistas o de sitios web. Esto refleja los hábitos del consumidor digital, que elige sobre la base de reseñas, votos, likes, etc.
Aquí cito sea los sistemas de clasificación de Parker y de Robinson, que aquellos usados por las tres revistas más influentes a nivel internacional: las americanas Wine Spectator y Wine Enthusiast, y la británica Decanter. Esta última también ofrece una comparación entre su sistema y el de Robinson, y especifica cómo da sus medallas. Los adjetivos que explican el significado de los números son traducciones mias del inglés de fuentes oficiales disponibles online (con excepción de Wine Enthusiast, para la cual he encontrado sólo una fuente secundaria de unos años atrás).
Robert Parker / Wine Advocate:
96-100: extraordinario
90-95: excelente
80-89: desde apenas sobre la media a muy bueno
70-79: calidad media
60-69: bajo la media
50-59: insuficiente
Jancis Robinson (prevé décimos o centésimos intermedios; por ejemplo 8.25, 17.3, 19.5, etc.):
20: realmente excepcional
19: impresionante
18: más que superior
17: superior
16: distinto
15: no mal
14: mortalmente aburrido
13: al límite del defectuoso o desequilibrado
12: defectuoso o desequilibrado
95-100: clásico
90-94: excelente
85-89: muy bueno
80-84: bueno
75-79: suficiente
50-74: no recomendado
98-100: clásico
94-97: superbo
90-93: excelente
87-89: muy bueno
83-86: bueno
80-82: aceptable
(Los vinos que obtienen menos de 80 puntos no son reseñados.)
98-100: excepcional (19.5 – 20; medalla de oro)
95-97: extraordinario (18.5 – 19.25; medalla de oro)
90-94: muy recomendado (17.25 – 18.25; medalla de plata)
86-89: recomendado (16 – 16.75; medalla de bronce)
83-85: aceptable (15 – 15.75; sello de aprobación)
76-82: pasable (13 – 14.75; ninguna medalla)
70-75: pobre (11 – 12.75; ninguna medalla)
60-69: defectuoso (10.75 o meno; ninguna medalla)
Enseguida notamos algunas diferencias. Por ejemplo, 95 puntos de Wine Spectator significan un vino de primer nivel, mientras 95 puntos de Wine Enthusiast, Decanter y Parker identifican un vino de segundo nivel. Claramente, se trata de productos de altísima calidad siempre. Pero, de hecho, una cosa es ser primeros y otra cosa ser segundos.
También hay otras diferencias sustanciales. Por ejemplo, 86 puntos de Wine Enthusiast encuadran un vino al quinto nivel, mientras 86 puntos de Wine Spectator lo convierten en un vino de tercer nivel.
Dado que gran parte de los vinos (o al menos gran parte de los vinos juzgados) obtiene entre 80 y 90 puntos, puede parecer más estratégico tratar de hacerse juzgar por Wine Spectator y no por Wine Enthusiast. Pero no hay que olvidarse que los buyer atentos saben que Wine Spectator es más generoso.
En general es transversalmente, dos o tres puntos pueden determinar la diferencia entre un contrato de distribución o un rechazo, especialmente si se acerca al límite de 90 puntos (por ejemplo: 91 contra 89; 90 contra 87).
Asimismo, es interesante que Wine Enthusiast no galardona en algún modo aquellos vinos que no alcanzan 80 puntos.
Tal vez el límite más grande de las escalas numéricas ‘digitales’ (es decir a valores discretos) es que un solo punto puede determinar la diferencia entre un vino aceptable y un vino defectuoso. En realidad, como decía antes, hoy es difícil encontrar vinos realmente defectuosos y, si bien un cierto producto no es un campeón absoluto, puede ser de todas maneras una óptima expresión de un terroir o de una tradición especifica (incluso particularmente amada en un determinado mercado en un momento dado).
Es importante notar que ciertos críticos juzgan más bien guiados por el sentimiento (hedonistas) y otros guiados por la cabeza (¿racionalistas?). Además, frecuentemente los puntajes son otorgados teniendo en cuenta el potencial de envejecimiento del vino, además de su estado al momento de la cata.
En este modo, las escalas numéricas tienen obviamente sus límites y son criticadas por varias partes. Gambero Rosso usa el sistema de las copas (bicchieri) y otros críticos usan el sistema de las estrellas, típico de los hoteles. Pero mirándolos bien, son sólo versiones más simples de los sistemas numéricos.
Como decía más arriba, para muchos de nosotros es bastante automático, comprando online, elegir un producto en base a las reseñas o a los votos que ha obtenido. Y estos criterios de elección pueden condicionarnos, para bien o para mal, incluso cuando visitamos un comercio electrónico que vende vinos. Por ello es importante conocer al menos en general los sistemas de rating. Principalmente, es importante aprender a usarlos críticamente y no como cómodos atajos.
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Pietro Lostia
(Traducción de Susana Alonso)
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